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5 de septiembre de 2014

LOCKE - No hay marcha atrás -





Ivan Locke (Tom Hardy) es un hombre que ha trabajado duro para conseguir su objetivo: llevar una buena vida. Sin embargo, un día, inesperadamente, recibe una llamada que trastoca todo su mundo. Desde ese momento se enfrascará en una peligrosa huida contrarreloj.
En los primeros acordes del film se nos vienen a la mente las reminiscencias de la española “Buried” del director Rodrigo Cortés donde la acción se desarrollaba en un cubículo muy especial. En este caso todo transcurre en un monovolumen y un trayecto nocturno de 85 minutos.

Steven Knight deja claro un mensaje en su construcción del personaje, él es un jefe de obra que a falta de unas horas para llevar a cabo un gran proyecto urbanístico ve como su vida y los cimientos que ha levantado para ella caen sin piedad, ya se sabe, cuando los cimientos no son firmes la casa cae por su propio peso. También transmite el mensaje de que la vida son decisiones que se toman y que intentamos llevarlas hacia la dirección correcta, como el trayecto que seguimos durante un viaje.
Los cimientos de la película tienen nombre de actor y es el Británico Tom Hardy. Sobre el recae toda la trama haciendo una interpretación notable, inteligente y sensata.
El guion nos adentra en sus problemas y su desesperación a través de un hilo narrativo centrado en llamadas de teléfono al personaje.
De esta manera se teje una red de acontecimientos que tiene que solucionar de la manera más sensata. Quizás esas llamadas una tras otra son las que a mi parecer crean un pequeño lastre en  la historia pero no cabe duda que es una muy buena solución para el planteamiento de la trama.
Con toques de “road movie” moderno el film tiene una estética muy noir y sobre todo unos planos notables donde la expresión del protagonista ante los hechos son la mezcla con los planos desenfocados y reflejos fundidos de la cámara en la carretera. Un paisaje nocturno muy envolvente.

Nos encontramos ante el minimalismo en el cine con un bajo presupuesto y un rostro al volante. En este caso es todo lo necesario para este tipo de películas de corte minimalista y tan alejadas del cine comercial donde se desarrollan ciertos valores de la vida como el amor, la responsabilidad, la pasión por el trabajo y la familia o la conciencia propia.
En definitiva Locke es una película curiosa, pero que realmente queda lejos de convertirse en una obra redonda, eso si, es un soplo de aire fresco dentro del cine inglés. Una pequeña pieza que se convierte en un buen relato humano, sobre nuestras virtudes y nuestros defectos.


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